El Carnaval de Las Palmas es una de las fiestas más antiguas, populares y con más historia de toda España. Se celebra en Las Palmas de Gran Canaria y cuenta con casi 5 siglos que han hecho de esta fiesta la de mayor arraigo de entre los habitantes, tanto de la ciudad, como de la isla y de aquellos que viajan hasta el archipiélago para disfrutar de ella.
Una ciudad que lleva un ritmo cosmopolita y de gran urbe, pero que guarda en su interior el encanto isleño que la hace especial. Sus condiciones climáticas son únicas y le ha valido el nombre de ciudad con mejor clima del mundo, ya que se puede disfrutar de días soleados con una temperatura media de 22 ºC.
A esto le sumamos la hospitalidad de los canarios, encantados de recibir cada año a más visitantes a su fiesta más importante del año. Toda una impresionante experiencia que merece la pena vivir, al menos una vez en la vida.
Es por ello por lo que, el carnaval de Las Palmas de Gran Canaria es uno de los mejores del mundo. Por desarrollarse en una época del año en donde el resto de Europa está bajo los efectos del frío invierno, podrás disfrutar de una ciudad que se mantiene en una temperatura cálida para poder disfrutar esta gran fiesta durante casi un mes.
Ahora, vamos a hacer un repaso por la historia, la problemática que tuvo el carnaval durante la época franquista y como se ha recuperado hasta nuestros días.
De los orígenes a la prohibición
El Carnaval de Las Palmas, como hemos dicho, es de los más longevos. Su creación data del siglo XVI, prácticamente 100 años después de haber sido conquistada la isla y fundada la ciudad.
Las primeras celebraciones consistían en bailes de máscaras que, en un principio, se desarrollaban en ambientes privados de las familias más adineradas de la ciudad. Poco a poco estas celebraciones se fueron extendiendo al resto de la población que pudo disfrutar de una fiesta nueva y enriquecedora.
Cuenta la leyenda que, durante la época de carnavales, los maleantes aprovecharon la coyuntura para salir con máscaras y cometer crímenes. De este modo, no eran vistos, no se podían reconocer y escapaban airosos del lugar del crimen.
Sin embargo, en los siglos venideros, el carnaval se desarrollaba con normalidad hasta que llegamos al siglo XX. Es con la dictadura franquista cuando el carnaval comienza a resentirse. Comenzaba la represión y la prohibición de fiestas en la calle. El pueblo, lejos de achicarse y no celebrar su fiesta, lo hacían de manera clandestina en sitios como el Real Club o el Club Victoria.
Entonces, se decidió cambiar el nombre de carnaval y empezar a llamarlo como "fiestas de invierno". Se convocaban bailes o reuniones que en principio solo eran eso. Pero realmente, ocultaban el verdadero Carnaval de Las Palmas como tal, fiesta de disfraces y mascaritas.
La transición y el actual carnaval
Con el fin del franquismo, en el año 1976 el carnaval recupera su esencia de fiesta del pueblo, en la calle y para todos. El carnaval volvió a ser lo que era 40 años después.
Con la llegada de los años 80, el carnaval crece de tal manera que se profesionaliza y se especializa, necesitando ya de una ordenanza municipal que lo regule. Es en estos años cuando se crea el "pregón" a cargo de un personaje público que da el pistoletazo de salida al Carnaval.
Los años 90 tienen una importancia capital para entender el carnaval actual. En el año 1995 se consolida el Parque de Santa Catalina como el principal epicentro de la fiesta. En 1998 supone un antes y un seguidamente en el carnaval, con la creación de la Gala Drag Queen, que superó ampliamente las expectativas y que es ahora mismo el principal reclamo del carnaval.
En la actualidad, el carnaval de Las Palmas es una fiesta con un impacto social y económico tremendo para la isla. También se ha consolidado como un atractivo turístico que atrae a una cantidad enorme de personas del extranjero.
Un Carnaval eterno
Como has podido ver, el carnaval ha sido desde casi los primeros años de fundación de la ciudad, una fiesta por y para el pueblo. Durante los 40 años que duró la represión franquista, no se pudo callar la voz de una festividad que se siguió desarrollando de forma clandestina.
Después de esos años, el carnaval se supo recuperar y seguir siendo lo que era. Se consiguieron grandes mejoras, se profesionalizaron y tomaron los caminos que hoy en día lo han convertido en uno de los mejores del mundo.
En definitiva, si quieres disfrutar del Carnaval de Las Palmas, uno de los mejores del mundo, tienes que venir a descubrirlo, repetirás.